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El Capricho es una empresa familiar.

La familia elaboró y preparó la primera anchoa que salió de sus instalaciones hace más de 30 años. Esta empresa se compromete a la búsqueda de la calidad y todo lo que ello conlleva.

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El Capricho representa la historia de una familia que quiso recuperar la tradición en la producción de anchoas. Desde hace más de 30 años, la marca se dedica a recuperar la tradición en la elaboración y procesamiento de anchoas. Una tradición que comenzó en Santoña a finales del siglo XIX y que se basa en un trabajo realizado con amor y de manera artesanal, donde no solo importa el tiempo material, sino, sobre todo, la calidad.

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En El Capricho se trabaja únicamente con anchoas del Cantábrico y pescados del Norte, capturados con las embarcaciones de los puertos del Mar Cantábrico (FAO 27), utilizando únicamente una pesca respetuosa con el medio ambiente. La empresa siempre ha dado mucha importancia a la innovación. En los últimos años, la marca ha ampliado su gama de productos con una línea de conservas de altísima calidad con la reciente incorporación del atún rojo.

Todo se hace en "casa"; el proceso que se aplica es tan riguroso y específico como difícil de enseñar, por lo que nunca se contrata personal temporal. La elaboración se lleva a cabo exclusivamente en los laboratorios de la fábrica.

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EL ORO del Cantábrico

Solo en el Mar Cantábrico se pescan las mejores anchoas, la (Engraulis encrasicholus). Esta anchoa se distingue por su mejor calidad y es valorada por su sabor. Un tesoro único con el que El Capricho elabora y crea su producto estrella. La calidad del producto no depende de su tamaño, sino del punto de maduración de la materia prima y de la atención y cuidado que se da a cada paso en el proceso de elaboración.


Cuando el tiempo se detiene
Las anchoas maduran un mínimo de 12 meses, y es precisamente durante este período cuando se persigue la calidad y la excelencia del producto.

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